Conforme pasan los años, vamos cayendo en la cuenta de que no estamos aquí para siempre. Además, en el devenir de la vida ves que van faltando personas que creías eternas, ya que ilusamente pensabas que siempre iban a estar ahí. Entonces adquieres conciencia de que el día del paso de la frontera se va acercando para ti también, si es que no nos sorprende de sopetón, sin previo aviso.
De ahí que debamos invertir nuestras fuerzas –sean muchas o pocas- en lo que realmente merece la pena: la búsqueda del reinado de Dios y su justicia. El resto, como escribiera alguien cuyo nombre no recuerdo, son añadiduras tangenciales. ¡Aprovechemos la vida! ¡Es pura gracia!