“Te oí en el jardín, y tuve miedo…” (Gn. 3:10)
Señor, escucho tus pasos en mi bosque interior. No me espantan, ni me invitan a la huida. Más bien me convidan al encuentro, al abrazo y al amor. Ellos anuncian el descanso inmerecido del alma.
Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau