«Asimismo, a pesar de que somos débiles, el Espíritu viene en nuestra ayuda; aunque no sabemos lo que nos conviene pedir, el Espíritu intercede por nosotros de manera misteriosa.» Ro. 8:26 BTI
Mi interior, como el tuyo, guarda, sin exagerar, cientos de rostros y temas por los que interceder ante el que es la luz del mundo. Rostros con nombre, y rostros que están ahí pero que la memoria no alcanza para recordarlos. Sucede lo mismo con los temas, solamente los que más nos inquietan salen a la superficie. Pero todos, rostros y temas, absolutamente todos, los ponemos delante de él, los que recordamos y los que no. Sabemos que el Espíritu eterno los hace suyos, e intercede conforme a la voluntad de Dios. Y acariciando esa certeza, oramos y meditamos en el silencio de la mañana, y decimos ¡sea hecha tu voluntad y no la nuestra! Y así, nos disponemos a iniciar nuestra peregrinación a lo largo del día iluminados por la esperanza de la gracia y la bondad de Dios. Solo a Él sea la gloria.
Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau