El poder del Dios de Jesús y la radicalidad del Evangelio se ponen de manifiesto, especialmente, en el vigor de la vida interna de las comunidades cristianas. Tal vez, en ningún otro espacio se muestran tan claramente como en las comunidades que son de la fe de Jesús. De ahí que a través de la predicación del Evangelio se pone de manifiesto (en las comunidades de fe) la reconciliación obrada en la cruz de Cristo: ¡la Palabra de la cruz es poder de Dios en los que transitan el camino de salvación del sistema «imperial»! De otra forma haríamos vana la cruz de Cristo (1Cor. 1:17,18).
Soli Deo Gloria