”Cuando Daniel supo que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara que daban hacia Jerusalén, se arrodillaba tres veces al día, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes.” (Daniel 6:10)
“Presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos de justicia.” (Romanos 6:13)
El primer acto de rebeldía, ante la cotidianidad que se nos quiere imponer, se inicia al comenzar el día; y consiste en abrir nuestras ventanas al Dios del Éxodo, presentándonos como vivos en medio de un mundo que nos quiere autómatas, y decidiendo que cada palabra que digamos, cada acto que decidamos realizar, sean una herramienta puesta al servicio de la justicia del otro mundo posible según el Dios de Jesús.
Solamente entonces nuestra vivencia de lo cotidiano se convertirá en una microrevolución que cambiará la propia historia, y la historia de los que nos rodean, desafiando así al Imperio de la productividad y el consumo.
- Ignacio Simal