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¿Evangelizar? Sí, evangelizar
Me atrevo a haceros una sugerencia. Tiene que ver con nuestro llamado, de parte del Señor, a evangelizar, a compartir con nuestros amigos y amigas la esperanza del Evangelio. Esperanza que se traducirá en ese día, en el que estando delante del Señor podamos escuchar de sus labios, “entra en la alegría de tu Señor” (Mt. 25:21).
Ahora bien, para entrar en la alegría eterna, es necesario vivir aquí y ahora en la alegría del Evangelio. Una alegría que no es estridente, pero evidente para aquellas personas con las que nos vamos encontrando en el camino de la vida. Una alegría que tiene su origen en la experiencia de la gracia del Señor.
Hoy día tenemos la posibilidad de utilizar los medios que las nuevas tecnologías ponen a nuestra disposición, para promover la belleza del Señor, la belleza del Evangelio. De ahí que me gustaría ver como mis hermanas y hermanos llenan las redes sociales de esperanza evangélica, de buenas noticias originadas en el Evangelio -Evangelio que es Jesús mismo-. Dios desea que todas las personas sean salvas (2 Ped. 3:9) en medio de las contingencias de la vida, y en ese día cuando atravesemos el umbral que separa esta vida de la otra, de la vida eterna. Dios desea que todos volvamos en sí, y emprendamos el camino a la casa del Padre, Dios de Jesús (arrepentimiento). De ahí que nuestra acción deba coincidir y armonizar con el deseo de nuestro buen Dios.
Me entristece observar como algunos cristianos, algunas cristianas, <<no saben -como escribiera José Cristo Garcia en otro contexto*- transmitir la belleza de la fe [a través de las redes sociales]. Casi siempre “se oponen”, “están en desacuerdo”. Pocas veces “proponen”, “están de acuerdo con”. La fe no ofrece alternativas, nuevas ilusiones, no anima nuevos proyectos de humanidad. Hablamos de la esperanza pero no sabemos dar esperanzas concretas a nuestro mundo>>.
Ahora bien, de vosotros, de vosotras, espero mejores cosas. Sé de vuestro amor al Señor, y hacia todas las personas, a las que conocéis y a las que no. De ahí que me atreva a escribir el texto que acabáis de leer.
Acabó recordando la letra de aquel antiguo himno que dice:
“Sembraré la simiente preciosa amor,
del glorioso Evangelio de amor,
sembraré, sembraré mientras viva,
dejaré el resultado al Señor.”
¡Anunciemos la gracia del Señor para con todos los seres humanos! ¡Inundemos nuestras redes sociales de esperanza!
¡Anunciemos la gracia del Señor para con todos los seres humanos! ¡Inundemos nuestras redes sociales de esperanza!
Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau
*La espiritualidad apocalíptica, alma de la misión. Selecciones de Teología, Vol. 45, 180, 2006