A través del encuentro entre Dios y Abraham (Génesis 15:1-6), se nos presenta un mensaje poderoso sobre la fe, la esperanza y la paciencia de Dios al cumplir sus promesas. Este relato antiguo sigue resonando en nuestras vidas hoy, invitándonos a confiar en la voluntad de Dios, incluso cuando nuestras circunstancias parecen imposibles.
1. La pérdida de la bendición
El relato de Abraham comienza en medio de una aparente paradoja. Dios había dado una bendición a la humanidad en Génesis 1:28: «Creced y multiplicaos, llenad la tierra». Sin embargo, cuando se nos introduce a Saray, la esposa de Abraham, nos encontramos con una realidad devastadora: ella es estéril (Génesis 11:30). ¿Cómo puede Abraham cumplir el mandato de Dios de multiplicarse si su propia esposa no puede tener hijos?
Animémonos a ver este punto no como un castigo, sino como una prueba de fe. Saray y Abraham no solo enfrentan la pérdida de la capacidad biológica de tener descendencia, sino también el sentimiento de estar incompletos, como si la bendición de Dios se les hubiera escapado. Al igual que Abraham, todos nosotros podemos sentirnos «estériles» en algún aspecto de nuestras vidas: proyectos que no florecen, sueños que no se cumplen. A pesar de ello, Dios tiene un plan que trasciende nuestras limitaciones aparentes.
2. Abraham adora, pero teme: La lucha entre la fe y la planificación humana
A lo largo de su vida, Abraham demuestra una fe profunda en Dios, construyendo altares en varios momentos clave (Génesis 12:7-8, 13:18). Sin embargo, esta adoración coexiste con una fuerte inseguridad. En varias ocasiones, Abraham toma decisiones basadas en el miedo, como cuando miente en Egipto diciendo que Saray es su hermana para protegerse (Génesis 12:10-20).
En Génesis 15, Abraham nuevamente expresa sus dudas: «¿Qué me darás, Señor, si no me has dado hijos?». A pesar de la promesa de Dios de hacer de él una gran nación, Abraham plantea un plan alternativo, sugiriendo que su heredero sea Eliezer, su siervo. Aquí, el pastor Ismael subraya cómo nosotros también, a veces, tratamos de ayudar a Dios, proponiendo soluciones cuando no vemos cómo su promesa se hará realidad. Este es un reflejo de la tensión entre la adoración a Dios y nuestra tendencia a actuar según nuestras propias estrategias cuando no vemos respuestas inmediatas.
3. Contando las estrellas: La promesa y la paciencia de Dios
Dios responde a Abraham de una manera tan sencilla como profunda: lo invita a mirar al cielo y contar las estrellas. «Así será tu descendencia» (Génesis 15:5). Este acto simbólico no solo es una promesa de lo que vendrá, sino una invitación a confiar en lo imposible. Aunque Saray sigue siendo estéril en ese momento, Dios reafirma su plan, recordándole a Abraham que su palabra no falla.
El pastor Ismael resalta que Dios nunca pierde la paciencia con Abraham. Aunque Abraham duda, aunque traza sus propios planes, Dios no cambia ni abandona su propósito. Del mismo modo, en nuestra vida cotidiana, Dios nos invita a confiar, a «contar las estrellas» y a recordar que su plan para nosotros sigue intacto, incluso cuando no podemos ver cómo se realizará.
Conclusión: Una fe transformadora que proyecta esperanza
El mensaje de Génesis 15 sigue vigente en el siglo XXI. Al igual que Abraham, nosotros también vivimos en una transición, esperando la plenitud del Reino de Dios en nuestras vidas. A veces, adoramos con fe y otras veces caemos en la duda. Sin embargo, el pastor nos anima a reconocer nuestras limitaciones y errores con humildad, sabiendo que Dios sigue adelante con su proyecto, pese a nuestros fallos.
La fe de Abraham no fue perfecta, pero fue transformadora. Su historia nos enseña que la fe no es simplemente creer en las promesas de Dios, sino confiar en su proceso, en su tiempo y en su capacidad de cumplir lo que ha dicho. Esta fe transforma nuestra perspectiva, nos llena de esperanza y nos permite seguir caminando hacia el futuro que Dios ha planeado para nosotros.
Que, al igual que Abraham, podamos aprender a contar las estrellas y confiar en que Dios sigue escribiendo su historia en nuestras vidas. Su plan no falla, y su gracia nos sostiene, incluso cuando nuestras propias fuerzas se desvanecen.
Y ahora…¿qué?
En nuestra vida diaria, enfrentamos momentos de incertidumbre y desafíos. A menudo, estos momentos pueden sacudir nuestra confianza y hacernos cuestionar el camino que estamos recorriendo. Sin embargo, al igual que Abraham en la Biblia, tenemos la oportunidad de elegir un camino diferente: el camino de la fe, la obediencia y la gratitud por las bendiciones que ya hemos recibido. Pero ¿cómo podemos aplicar estas verdades bíblicas de manera práctica y relevante en nuestras vidas hoy?
Dios le pidió a Abraham que mirara al cielo y contara las estrellas, recordándole las promesas que tenía para él. De la misma manera, Dios nos invita a confiar en sus promesas, a caminar en obediencia incluso cuando no vemos el resultado inmediato, y a vivir una vida de fe en cada situación. Estas son realidades que transforman vidas, y al aplicarlas, podemos experimentar una fe más profunda y una mayor confianza en el plan de Dios.
¿Qué sería diferente en tu vida si cada día eligieras confiar en Dios en lugar de preocuparte? Imagina cómo cambiaría tu perspectiva si tomaras decisiones en fe, sabiendo que Dios es fiel para cumplir sus promesas. Reflexionar sobre las «estrellas» o bendiciones en tu vida, y practicar la obediencia a Dios, te puede traer paz, claridad y un sentido de propósito mayor. Estos pasos no solo fortalecen nuestra relación con Dios, sino que también impactan positivamente en quienes nos rodean.
Te invitamos a poner en práctica estas verdades hoy mismo. A continuación, encontrarás propuestas concretas que te ayudarán a ejercitar tu confianza en Dios, vivir una fe más activa y recordar Su fidelidad. Estos pasos sencillos pero poderosos te ayudarán a avanzar, sabiendo que, al igual que con Abraham, Dios tiene grandes promesas para ti.