En los tres evangelios sinópticos se dice repetidas veces que debemos amar a Dios y al prójimo. Sin embargo, en el cuarto evangelio ya no se trata del amor a Dios y el amor al prójimo. Juan ni siquiera menciona a Dios. Para Juan sólo hay un mandamiento, el nuevo mandamiento, y consiste en amar a los demás, de forma que amando al prójimo (sea quien sea), es como amamos a Dios.
Esta práctica de un amor universal y humanizador, que no excluye a ninguna persona, es a mi parecer, la clave del seguimiento de Jesús y el centro del ser iglesia. La práctica de la justicia, la transparencia, honradez y honestidad en las relaciones, la aceptación de los que no piensan como nosotros, el perdón, el buscar el bien y transmitir felicidad a los que nos rodean, etc. son toda una apuesta por la práctica de una espiritualidad humanizadora que podemos hacer nuestra día a día colaborando así a que el reinado de Dios avance.
¡Qué tengáis un feliz día!
Ismael Gramaje