“Guarda silencio ante el Señor, y espera en él” -Salmo 37:7
El que guarda silencio se religa a Dios. Al silencio de Dios, se corresponde el nuestro; y al nuestro, el suyo. No existen palabras que puedan expresar la magnitud de los que se profesan un amor sin límites, de ahí que ambos guarden silencio. El amor no necesita de la muleta de las palabras, no necesita de la locuacidad del verbo, sino que se expresa en la confianza radical de los amantes. Confianza y silencio suelen vérselas caminar juntas.
Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau