«La luz se esparce sobre los justos, y la alegría sobre los rectos de corazón. Alegraos en el Señor, vosotros los justos, y alabad su santo nombre.» Salmo 97:11-12 NVIC
Independientemente de las circunstancias, Dios, nuestro Señor, «esparce» (o «siembra», RV60) luz sobre nuestras existencias. Tal vez una luz tenue, tal vez deslumbrante, pero luz al fin y al cabo.
«Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino», afirma el/la creyente. Y es que tanto en las Escrituras, como en nuestro interior, y en la compañía de creyentes podemos notar como el Señor siembra luz en nuestros corazones, y ello nos llena de tanta alegría como la que cubrió el corazón de los pastores cuando recibieron el anuncio del nacimiento del Mesías. De ahí que con el salmista confesamos que nuestra alegría más veraz se encuentra en el Señor, en el Cristo. Y ello nos lleva, ciertamente, a alabar constantemente el nombre de nuestro Señor, Jesús de Nazaret.
Soli Deo Gloria
Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau