La compasión es un hilo dorado que teje la tapicería de la existencia humana, un principio que Jesús enfatizó con su vida y palabras. “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, una de sus enseñanzas más conocidas, resuena con la idea de interdependencia que encontramos en la cita de T. Merton. La compasión no es solo un sentimiento de simpatía hacia el sufrimiento de los demás; es el reconocimiento profundo de que todos estamos conectados.
Jesús no solo predicó la compasión, sino que la encarnó, mostrando que la verdadera comprensión de la humanidad viene de ver a todos los seres como parte de un todo mayor.
En una sociedad y una iglesia donde la individualidad a menudo se celebra por encima de la comunidad, reflexionar sobre estas palabras puede ser un recordatorio oportuno de que nuestra propia felicidad y bienestar están inextricablemente ligados a los de los demás. Al cultivar la compasión, no solo transformamos nuestras propias vidas, sino que contribuimos a un mundo más amoroso y conectado… y buena falta nos hace!
¡Feliz día! 🥰
Ismael Gramaje