No somos dueños del tiempo de nuestra vida

«Tú los arrastras al sueño de la muerte… Setenta años dura nuestra vida, durará ochenta si se es fuerte; pero es su brío tarea inútil, pues pronto pasa y desaparecemos.»
‭‭SALMOS‬ ‭90:5, 10‬ ‭BTI‬‬

Desde que nacemos emprendemos un viaje hacia el sueño de la muerte. Cada año que cumplimos nos hace más conscientes de ello. Es más, cuando una muerte inesperada ocurre a nuestro lado, nos damos cuenta de que la vida, nuestra vida, pende de un hilo. De ahí que la sabiduría bíblica nos enseñe que no somos dueños del tiempo de nuestra vida, que debemos exprimirlo al máximo. Y no en beneficio propio, sino en el despliegue, por la gracia de Dios, del mundo nuevo según Jesús de Nazaret. Ello implica cultivar la relación orante y meditativa con aquel nos ama desde antes de fundación del mundo, y poner nuestra vida a disposición de nuestras hermanas y hermanos.

Permitidme que lo diga de otra manera: debemos aprovechar cada minuto de la existencia en poner sonrisas en el rostro de los tristes, y esperanza en el corazón de los desesperanzados. Y eso implica dar a Dios a Dios lo que es de Dios, es de decir la totalidad de la vida. En el seguimiento de Jesús no vale la doble militancia.

Soli Deo Gloria

Ignacio Simal, pastor de Betel + Sant Pau

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