«Los días son malos» (Ef. 5:16b)
Sí, la hora es grave. Siempre y en todos los tiempos ha sido grave. Creo que fue Salvador Pániker el que dijo que el mundo siempre ha pensado de sí en clave de crisis. También las iglesias. Por eso afirmo que la hora es grave, siempre ha sido grave. Y de ahí salto a la conclusión de que las palabras de esperanza se nos quedan pequeñas por insuficientes. Se nos quedan pequeñas a los que nos confesamos cristianos y al resto de las personas que no lo son. Lo necesario en esta hora es la proclamación de la esperanza encarnada en comunidades que se reúnen y se alientan en torno al Espíritu de Jesús Resucitado. Esa es la misión de las iglesias, la encarnación de la esperanza.
Solo Cristo. Sola fe. Sola gracia.
Ignacio Simal, Pastor de Betel+Sant Pau