
La naturaleza es el ‘cuerpo’ de Dios, y todas las criaturas son miembros de este cuerpo cósmico.
Jürgen Moltmann
Cada árbol, cada río, cada animal y cada ser humano forman parte del cuerpo divino. Cuando dañamos la naturaleza, no solo destruimos el mundo que Dios nos ha confiado, sino que herimos la obra misma de Sus manos. Cuidar de la creación es un acto de fe: es reconocer que Dios no solo habita en los templos, sino en cada ser viviente, en cada bosque, en cada océano, en cada soplo de aire puro que nos permite respirar.
Es hora de ver la Tierra como lo que realmente es: una comunidad divina de vida.
Y como iglesia, es el momento de cultivar una espiritualidad integral que nos lleve a cuidar, restaurar y honrar la creación que Dios nos entregó.
Dios nos llamó a labrar y guardar la Tierra (Génesis 2:15), no a explotarla sin medida. Nuestra fe no puede estar separada de la justicia ecológica. No podemos alabar a Dios los domingos y descuidar Su creación el resto de la semana.
Cada pequeña acción cuenta: el respeto a los ecosistemas, el consumo responsable, la reducción del desperdicio, el compromiso con la sostenibilidad.
Que nuestras acciones reflejen el amor de Cristo por toda la vida que nos rodea. Que nuestra fe no solo transforme corazones, sino que también sane la tierra.
La cita es de: Jürgen Moltmann, Dios en la creación: una doctrina ecológica de la creación, 1985