Nos salvaremos por el llanto

«Nos salvaremos por el llanto» escribió mi querido León Felipe. Y pensé que sólo una teología que hace una lectura de los textos sagrados y de la realidad empañada por las lágrimas es la que puede salvar al ser humano. Ese llanto que «está en los versículos de los profetas y en el corazón afligido y engañado del hombre«.

León Felipe
León Felipe

Al leer a León Felipe, caí en la cuenta que el llanto del Maestro, venido de Galilea, permeó todo su decir y hacer. Lloró ante la la tumba de Lázaro, y a través de esa tumba particular derramó lágrimas por todas la tumbas abiertas en la tierra a lo largo de la historia. Lloró también ante la ciudad de Jerusalén, y través de ella sollozó por todas las ciudades irredentas desde la edificada por Caín. Y sudó, en su Getsemaní, «gotas de sangre que caían hasta la tierra», que es la epítome del llanto.

Nuestros escritos, nuestros sermones, nuestros decires deben estar empapados por el llanto. Porque, en palabras del poeta, «el llanto rompe las fronteras políticas del mundo y hará que un día los hombres se entiendan mejor«.

Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau

església sant pau

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