“No nos toca a nosotros predecir el día -pero este día vendrá- en que de nuevo habrá personas llamadas a pronunciar la Palabra de Dios de tal modo que el mundo será transformado y renovado por ella. Será un lenguaje nuevo, quizás totalmente arreligioso, pero liberador y redentor como el lenguaje de Cristo; los hombres se espantaran de él, pero a la vez serán vencidos por su poder. Será el lenguaje de una nueva justicia y de una verdad nueva, el lenguaje que anunciará la paz del Señor con el género humano y la promiscuidad de su Reino. “Y se asombrarán y admirarán de tanto bien y de tanta paz como yo les daré” (Jeremías 33:9). Hasta entonces la actividad de los cristianos será oculta y callada, pero habrá personas que harán oración, actuarán con justicia y esperaran el tiempo de Dios. ¡Ojalá tú seas uno de ellos y alguna vez pueda decirse de ti: “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta ser pleno el día” (Proverbios 4:18)”
D. Bonhoeffer, Reflexiones para el día del bautizo de D. W. R. Bethge, Mayo de 1944