“Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente.”
Hebreos 5:7
“Él creyó en esperanza contra esperanza”
Romanos 4:18
“Puedo transformar todo en bien, sé transformar todo en bien, quiero transformar todo en bien, haré que todo esté bien; y tú misma verás que todo acabará bien.”
Julieta de Norwich
Dios, nuestro Señor, puede transformar todo en bien. De tal manera que, como escribiera Juliana de Norwich (1342-1416), “todo acabará bien”. Y es desde esa óptica que leemos los cuatro días que transformaron nuestra existencia. Jesús de Nazaret, durante esos días, contempló en forma de esperanza cierta, que su Abba le vindicaría mediante resurrección, y ello le mantuvo resistiendo en medio del dolor, la oscuridad y la muerte.
Durante estos días meditaremos en la pasión de Jesús en clave de esperanza a través de la lectura de cuatro salmos (leccionario diario): Salmos 27, 22, 43 y 93. Textos donde se pone de manifiesto tanto la oscuridad y el dolor, como la esperanza. Básicamente se describe en ellos la realidad existencial de aquel que cree en esperanza contra esperanza (Ro. 4:18)
Seguiremos tres pasos: 1) memoria: haremos memoria de la historia de la pasión; 2) lectura: leeremos pausadamente tres veces los textos elegidos; y 3) oración: dejamos que el silencio meditativo nos envuelva hasta desembocar en la plegaria silente del corazón.
Ignacio Simal, pastor de Betel+Sant Pau